El profesor Jesús Cáseda, autor de este estudio, atribuye la composición del Lazarillo de Tormes a un personaje perteneciente a la nobleza toledana del siglo XVI, Bernardino Illán de Alcaraz, clérigo, maestrescuela de la Universidad de Toledo y judeoconverso. Para ello ofrece muchos datos relevantes que lo demuestran.
Este estudio demuestra que, con gran probabilidad, el autor del Lazarillo de Tormes es Bernardino Illán de Alcaraz. Se trata de un hijo del secretario de los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, canciller de la Universidad de Toledo y canónigo de la catedral de dicha ciudad. Es, además, miembro de una conocida familia de judeoconversos.Muy cercano a las ideas erasmistas, como podemos apreciar en el perfil de los profesores de la Universidad que regenta, se trata de un heterodoxo que sufrió la persecución del arzobispo de Toledo, Juan Martínez Silíceo. Además, partidario de las comunidades, vio cómo su familia pagó caro su enfrentamiento con Carlos V, perdiendo el título de condes de Cedillo.Se encuentra enterrado en la Iglesia del Salvador – nombrada en la obra a través de su título como arcipreste de San Salvador- muy cerca de una pilastra visigótica donde aparecen representados el milagro del ciego y la resurrección de Lázaro.El nombre de Lazarillo, por otra parte, encubre su propio nombre: Bernardino Illán de Alcaraz.Y, entre otras pruebas, se aportan dos sustanciales: el aludido en la obra conde de Arcos es su sobrino carnal; y el continuador de la segunda parte, Juan de Luna, es también familiar –sobrino bisnieto suyo-. Dicha continuación reconoce, por otra parte, que sus tías recitaban partes enteras de la obra, por ser muy probablemente conocedoras de la autoría de la obra, de su tío Bernardino Illán de Alcaraz.Estos elementos y otros que se señalan en el estudio indican que, con gran probabilidad, el autor del Lazarillo de Tormes fue este curioso personaje que apenas pudo ver publicada su obra, pues poco después de salir de la imprenta falleció. El hecho de que no publicara ninguna otra obra literaria ha dificultado enormemente su identificación como autor de la genial obra que inaugura el género de la novela picaresca en nuestro país.